Cómo escribir y no deprimirse en el intento
La compañera Virginia Alba Pagán nos ofrece una ración de optimismo (basado en hechos, que son importantes) acerca de esto de escribir y encontrarnos con que nuestra obra no llega a gente, es rechazada y ninguneada... Lo importante es perseverar, como bien dice Virginia.
CÓMO ESCRIBIR Y NO DEPRIMIRSE EN EL INTENTO
Toda mi vida me he visto invadida por diferentes sentimientos respecto a escribir o no escribir más y tirar la toalla, dependiendo de muchos factores. Si al final no lo he hecho, es porque para mí siempre ha sido una necesidad básica, como comer o respirar. Pero es verdad que la desazón ha podido conmigo muchas veces, ese desánimo que se ancla en tus entrañas y que te hace cuestionarte una y otra vez; sobre todo a raíz de numerosas negativas, de concursos que para lo único que han servido ha sido para gastarte dinero en fotocopias y en envíos sin respuesta. O eso creía yo, luego me di cuenta de que no. El participar en todos ellos me llevó a escribir, a no cejar en mi empeño, pese a mis tiempos de luto, claro está, en que el enfado y la desilusión me hacían tomarme unas vacaciones literarias.
Pero alguna alegría vino: una mención, un puesto de finalista... Y tras conocer que muchos de los premios están amañados, un lugar entre los diez primeros es ya un triunfo. Por ello, nunca debemos dejar nuestro sueño, pese a que no se nos reconozca como creemos que debería ser. Bien sabemos que muchos de los grandes escritores nunca ganaron ningún premio, nunca los publicaron, y fueron rechazados una y otra vez.
He aquí algunos de ellos, para que vuestra alma inspirada por las musas no caiga nunca en ese pozo de negación y se levante siempre con la sensación de que aquello que hace es aquello que desea hacer, pese a todo.
Agatha Christie tuvo que aguantar bastantes rechazos durante varios años. Suplicó sin desfallecer tocando puerta tras puerta, y escribiendo nuevas novelas. Al final fue escuchada. Hoy en día es una de las grandes de la literatura de suspense.
Gabriel García Márquez vio como rechazaban su primera novela La hojarasca, y no solo eso, sino que le aconsejaron que dejara de escribir y que se dedicara a otra cosa. Gracias a dios, no hizo caso, y hoy en día es uno de los grandes de la Literatura hispanoamericana.
Rudyard Kipling fue despreciado por una editorial que le dijo que no sabía usar el inglés para escribir. Aquel editor no debía de ser muy sagaz, ya que estaba hablando del futuro Premio Nobel.
Georges Orwell autor de la novela Rebelión en la granja conoció también el rechazo, y tuvo que trabajar de lavaplatos; pero siguió escribiendo y no se rindió.
Jonh le Carré, el autor de novelas de intriga y espionaje, tuvo que soportar que se dijera de él que no tenía futuro en la literatura. Muy poco avispado ese editor, desde luego.
Ernesto Sábato vio como su novela El Túnel fue rechazada por todas las editoriales de Buenos Aires. Increíble, ¿no?
J.R.R.Tolkien, el gran creador del mundo de la Tierra Media, tuvo que escuchar que era lingüista y que, por tanto, su obra carecía de valor literario, y que sus personajes carecían de profundidad. ¡Menudo lumbreras el que dijo aquello!
J.K.Rowling recibió muchos rechazos de editoriales con el argumento de que una novela de magos no interesaba a nadie. Hasta doce editoriales rechazaron Harry Potter y la Piedra Filosofal. ¡Aún deben estar tirándose de los pelos!
Frank Herbert, el autor de Dune, tuvo que ver como su novela fue rechaza hasta veinte veces. Hoy en día es uno de los hitos de la novela de ciencia ficción.
Ana Frank. Su diario fue rechazado hasta quince veces. A su padre le decían que la novela no tenía el suficiente sentimiento para que el libro tuviera interés. ¡Si es que aciertan de pleno!
Y así muchos más autores como James Joyce o Stephen King. De esto, por tanto, debemos aprender a no desfallecer, a seguir luchando, intentándolo y escribiendo. Si lo que haces lo haces con pasión, ¡hazlo siempre! ¡Te digan lo que te digan!
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