MICRORRELATOS
Aquí tenéis dos exquisitos pedazos literarios de la compañera Virginia Alba Pagán. ¡Impresionantes!
INSOMNIO
Y cerró los ojos en aquella prisión de su cuerpo y de su mente. El grito obsceno de su angustia la rajó de parte a parte y se encogió en sus sueños más despiertos. El terrible ser de su conciencia no le dejaba dormir. Nunca le dejaba descansar de sus horribles pensamientos. El arte del insomnio estaba en cada esquina de su cama, agazapado, esperando abalanzarse sobre su desprevenida víctima. Esa noche no sería diferente. No. Nunca lo era, pero la esperanza de lo onírico, como una realidad auténtica, nunca la abandonaba. Cerró los ojos con fuerza y esperó. Y esperó como siempre en la oscuridad, a ver si esa noche llegaba, por fin, el olvido como un amante silencioso.
MI MUSA
Y no hallaba a mi musa por mucho que buscara en aquella página terriblemente vacía de palabras o en aquella mente perturbada y dadaísta. El viento golpeaba los cristales como un fiel reflejo de mi estado de ánimo. Un montón de palomas inertes yacían desperdigadas, como meros juguetes rotos, en el suelo de mi habitación. ¿Me habría abandonado para siempre? ¿Alguna vez había estado realmente abrazando mi pluma? ¿Habían sido imaginaciones de mi mente torturada y enferma? El desánimo me pudo. Una lágrima invisible asomó a mis ojos desesperada. Nada tenía sentido sin ella, nada. Seguramente todo había sido solo un sueño, un imaginario mío, un deseo pululante de sanatorio. El papel me miraba con ojos de monstruo insensible. Sentí de pronto un aguijonazo, como un empujón confuso y tímido. Mi mano cogió casi sin darse cuenta la pluma y como una brisa suave las palabras como gotas de inspiración se gestaron, brotaron sobre el papel y me inundaron de esa sensación indescriptible que solo, únicamente, podía venir del beso inesperado de mi musa.
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