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Foto del escritorCírculo de Fantasía

¿Cómo hacer un guion literario?

El compañero Carlos Calleja nos da una serie de consejos a la hora de afrontar el proceso de creación literaria, una lista de recomendaciones que vienen muy bien en el caso de ser autor novel... o aunque no lo seas, que siempre está bien tener en mente cosas como estas, que quizá no hayas tenido en cuenta.


¿CÓMO HACER UN GUION LITERARIO?



¡Hola a todos!


Para los que no me conozcáis, me llamo Carlos Calleja. Soy madrileño y aficionado a la fantasía y la ciencia ficción. Y también esta es mi primera entrada en un blog, así que sed compasivos conmigo si algo no está del todo bien. Os cuento:

Me han encargado un relato cortito para la clase del Taller Literario al que acudo todos los lunes. Dos o tres páginas del Word, nada más. Pero antes de escribir una sola palabra, esta vez el profesor nos ha obligado, no sin razón, a escribir un guion.

¿Qué debe tener un buen guion? Y, sobre todo, ¿para qué sirve?


Pues voy a intentar explicarlo. Básicamente, un guion literario sirve, como su propio nombre indica, para no perderse mientras se escribe. ¿Os ha pasado alguna vez eso de perderos? Claro. Pues con el guion, en principio, sabréis qué decir y cómo y cuándo decirlo.

Dependiendo de nuestra pericia escritoril, del callo que tengamos (del «oficio», como se suele decir), nos hará más falta o menos falta, y seremos capaces de hacerlo de cabeza. Yo personalmente recomiendo plasmarlo en papel (o en documento de texto) para mejorar la linealidad —la causalidad— de la trama. Es mucho más fácil caer en inconsistencias si vemos escritas todas las escenas una por una y todas seguidas que si nos imaginamos la película en nuestra cabeza.


¿Qué partes tiene un guion?

Algunas más importantes, otras menos, vamos a hacer una lista de cosas que puede (o debe) tener un guion:

El tema: ¿De qué va a hablar nuestro relato? ¿Qué mensaje queremos transmitir? Amor, traición, envidia, ecología, etc… Nuestro relato tiene que servir para transmitir una idea superior a nuestros lectores. Un relato que no contenga un buen tema detrás difícilmente gustará al gran público.

El título: Esta parte es bastante optativa, pero sé de escritores que no pueden empezar sin tener el título puesto. También hay otros que lo ponen al final, cuando está todo el texto escrito. No tiene una gran importancia, supongo, pero a veces ayuda tenerlo presente.

Narrador: Importantísimo para evitar incoherencias. Haz una pequeña prueba contando la historia en primera persona. 3 líneas bastarán para escuchar la voz de tu narrador. Ahora escribe esas mismas tres líneas pero en tercera. ¿Cuál funciona mejor? Normalmente, si tu relato es intimista y tiene que ver con emociones, lo normal es escoger la primera. Si tienes varios personajes principales (y el peso narrativo está dividido entre ellos casi por igual) suele funcionar mejor la tercera persona, para verlos actuar desde fuera. Si quieres hacer virguerías como escribir en segunda persona (o lo que se te ocurra), imagino que esto de escribir guiones lo tienes superado.

Personajes: Define a tus personajes principales, también a los secundarios. Para un relato cortito no hace falta hacer una ficha muy extensa, pero si a cada uno de ellos le pones una descripción física somera, algún rasgo distintivo de habla o de personalidad y sobre todo, motivación y conflicto, tendrás un buen soporte para tus descripciones y tus diálogos. Asegúrate que todos los personajes principales tienen un conflicto y asegúrate de resolverlo (para bien o para mal) antes del final del relato.

Escaleta: La mayoría de obras literarias se suelen estructurar en tres actos: Presentación, nudo y desenlace. Eso ya lo sabías. Hay otras estructuras (circulares, en 4 actos, con doble final, etc.), pero no pienso entrar en ellas. Antes de hacer la escaleta, es importante que en tu guion tengas claro:

El elemento desencadenante. Es ese cambio que modifica el status quo de tus personajes y los introduce de lleno en su (primer) conflicto. Por ejemplo, la llegada de la carta de Hogwarts (y la visita de Hagrid) transforman a Harry Potter de niño normal a mago con poderes. Recuerda que el desencadenante puede coincidir, o no, con el primer giro de trama. Ahora te cuento un poquito más sobre giros de trama.

Las vías de cierre. Es muy importante tener claro el final del relato. ¿Qué va a pasar? ¿Ganan los buenos o ganan los malos? ¿Muere la heroína salvando al príncipe en apuros? Para llegar al final hay que conocer, o al menos haber pensado, el destino. El mejor ejemplo es planificar un viaje. Sin saber tu destino cómo vas a saber qué carreteras puedes tomar. Piensa en una o varias formas de llegar hasta ese final. Algunas serán lógicas, otras disparatadas. A veces los múltiples finales se van descartando ellos solitos. Pero si tienes claro cómo cerrarás tu relato, cualquier decisión que tomes tendrá un camino sólido por el que no perderse.


Volviendo a lo de la escaleta, hay muchas formas, todas válidas, de planificar una escaleta. A continuación te propongo algunas:

Copo de Nieve: Esta es la que estoy usando para planificar mi siguiente novela. Se comienza con una sola frase (la idea principal de tu relato), que después se extiende a 3 ó 5 frases. Haz que cada una de esas frases se convierta en un párrafo (entrando en más y más detalles). Es muy buena idea que cada párrafo culmine en un conflicto (superior al anterior, si es posible). Extiende cada párrafo a tres párrafos que expliquen cómo se llega hasta ahí (introducción), qué ocurre (nudo) y cómo se soluciona esa tesitura (desenlace). Si necesitas ampliar más, amplía, pero seguro que ya tienes una escaleta de casi un folio (más que suficiente para un relato). Adiós a la página en blanco.

Equilibrio de escenas: Otra manera más clásica es buscar dos giros de trama: Cada giro de trama cierra uno de los dos primeros actos (esto es, tendrás un giro de trama para pasar de Introducción a Nudo, y otro llamado clímax para pasar del Nudo al Desenlace). Divide tu argumento en escenas del mismo tamaño (una frase, un párrafo) y ahora coloca un 25% antes del primer giro de trama. Coloca un 50% de escenas antes del clímax y guárdate el último 25% de las escenas para la conclusión. Tendrás un argumento balanceado y sólido.

El truco aquí es asegurar la coherencia y la causalidad entre una escena y la siguiente. Cada escena hace avanzar la trama hacia la siguiente con fluidez. Yo suelo poner cajitas con flechitas del estilo:


ESTO PASA ---------> AHORA PASA ESTO OTRO


Esta forma balanceada es la que usé para planificar la novela que estoy escribiendo ahora, «La Siembra de Plata», o mi relato «Fenrir» dentro de la Antología Vikinga que (si quieres) puedes adquirir en esta página: https://edicionesfreya.com/tienda.

Para ir despidiéndome, es conveniente también tener una noción de estos conceptos:

Algunos autores se inspiran mucho si reúnen fotografías, dibujos, bocetos y demás piezas de arte para su texto. Aesthetics le dicen los jóvenes. Siéntete libre de capturar todas las imágenes que creas que te van a ser útiles (fotografías para describir a tus personajes, mapas antiguos de ciudades, fotografías de la vida cotidiana en el siglo XX, etc.)

El tiempo en el que transcurre el relato: La fecha más o menos aproximada y cuánto tiempo pasa entre el comienzo y el final. Para que no pongas 15 lunas llenas seguidas o para que los personajes se abriguen si es invierno. También para que no usen el teléfono en el siglo XV (anacronismos).

También conviene darle una pensadita al orden en que vas a presentar las escenas (que no tiene por qué ser el mismo que el de los acontecimientos de tu relato). Aquí entran conceptos como la elipsis y la pausa, el comienzo in media res en contraposición al comienzo ab ovo, y los flashbacks (analepsis) o flashforwards (prolepsis).


El escenario, los paisajes y la atmósfera: Recuerda que las historias suceden en algún sitio distinto del vacío. Esto es especialmente importante durante los diálogos. Tus personajes se mueven mientras hablan: Gesticulan, se rascan, hacen pelotillas con la pegatina de la botella, escupen, tosen.

La descripción del escenario tiene que ser acorde a la longitud del relato y a lo necesario que es dentro del mismo. No seas muy plasta, ni muy escueto. Y no pongas detalles que no sean importantes en la trama (La famosa idea del arma de Chejov).

Como diría un sabio: Es la atmósfera la que elige las palabras de tu relato, y es tu relato el que crea la atmósfera con sus palabras. Sobre todo si estás escribiendo terror, cuida la atmósfera de tu relato para aumentar la tensión: ¿Por qué se oyen chirridos lejanos? ¿Huele raro, como a moho? ¿Está oscuro el pasillo? La atmósfera será el resultado de intentar convertir el escenario en un personaje más que actúa y se relaciona con tus personajes.

Y nada más… si tienes dudas o me quieres hacer comentarios, cualquier cosa que te apetezca, puedes encontrarme en carloscallejaescritor@gmail.com y en @callejaescritor en twitter.

Gracias por llegar hasta aquí.

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